11 junio 2009

Una carta para Santa Clara

Quisiera mandar esta carta para Santa Clara, allá, en el centro Cuba. Acabo de recibir un email de Ricardo Riverón cuya respuesta hago pública. De Riverón conservo recuerdos de los que realmente no soy capaz de deshacerme. Hace unos días escribí algo sobre Sigifredo Álvarez Conesa y recordé un viaje a Caibarién. Ricardo es uno de los testigos de aquella expedición, junto a Luis Lorente, Emilio Comas Paret, Waldo Leyva y Yamil Díaz, entre otros. No olvido ninguno de aquellos rones, conservo todos los abrazos.

Lo primero, viejo Riverón, es que no le exigí a nadie que firmara la carta que condenaba el deleznable acto de represión cometido contra Ángel Santiesteban, sólo le reclamé, a los pocos que protestaron con tanto ahínco cuando reaparecieron en Cuba dos célebres censores, que hicieran lo mismo ahora, cuando estábamos frente al mal de raíz, que es la falta de libertades en Cuba.

Me alegra que El Fogonero se lea por allá, eso quiere decir que, a pesar de todas las restricciones, prohibiciones y desmanes que impone el régimen, siempre hay algún valiente dispuesto a pasarle por encima al horror. Es una pena que cada uno de ustedes no tenga la posibilidad de mantener un blog, porque eso haría que Cuba, al menos en el ciberespacio, fueras mucho más plural.

En cuanto a las cifras que reúnes sobre los accesos de determinadas páginas de Internet, tengo poco que decir. Siempre he sido muy torpe en eso de los números. Todo lo que sé de matemáticas lo invierto en el béisbol. Prefiero recordar los jonrones de Cheíto Rodríguez, las bases robadas por Víctor Mesa y los juegos ganados por José Ramón Riscart. No veo la manera de contabilizar las ideas, de redondear las opiniones.

Sobre mi evocación al Paradero de Camarones, te confieso que no hay otra pretensión que no sea la de poder regresar por encima de las prohibiciones que me impone la dictadura de mi país. Ese pueblo de mierda es mi lugar en el mundo, el sitio donde podría vivir el resto de mi vida sin que casi nada más me haga falta. Su estación de ferrocarril son las coordenadas exactas de lo que soy como individuo.

El problema de Cuba no somos ni tú ni yo, Riverón, ni siquiera las ideas que podamos tener de lo que debe ser o no nuestra patria. El problema de Cuba es el régimen decadente que la tiene sumida en el oprobio y la afrenta. Te prometo que cuando nos volvamos a ver beberemos ron hasta la inconciencia. Tú pones las décimas inigualables del Club de Poste y yo todos los abrazos que nos debemos desde el siglo pasado.

¿De dónde has sacado tú, Riverón, que te odio yo? Me duele que a veces tú te olvides de quién soy yo; caramba, si yo soy tú, lo mismo que tú eres yo.

8 comentarios:

Odette dijo...

Y eso, que creamos que nos odian, que crean que los odiamos, que nos odien incluso y los odiemos a veces, es el resultado del gobierno decadente que siempre ha hecho su divisa más preciada del "Divide y vencerás".

Félix Luis Viera dijo...

Esto está muy bueno... y muy triste.

blanca dijo...

Camilo muy lindo tu comentario, me has hecho llorar, te escribo y todavía lloro, te comprendo perfectamente, a mi me pasa igual, no hay lugar en el mundo que me sienta mas feliz que en mi Cuba, y mira que he tenido la oportunidad de viajar un poco.
Lo del odio es cierto, una de las pocas cosas que han hecho a la perfección, es sembrar el odio de unos contra otros, empezando dentro de las propias familias, ojala y se puedan beber pronto esa botella hasta llegar a la inconciencia, pero con la conciencia de que ese día ya seremos libre...

Verónica Cervera dijo...

Si, al menos los fragmentos a los que te refieres.
No he visto muchas veces de dia la estacion de trenes de Santa Clara, asi que gracias por la foto. Y de todos modos, muy bueno el post. Muy evocador.

Alejandro Aguilar dijo...

Tendría sentido publicar el mensaje de Riveron, para saber de que estas hablando. De todas maneras, me gusta tu estilo guilleniano (o guillenezco... guillentante...?) de tirar a mierda las diferencias impuestas por el medio (miedo) ambiente político...

Aylin Leal dijo...

Me has impresionado con esto, imaginate que yo vivia por la terminal de trenes.

Miriela dijo...

Hola Camilo. Me encanta tu blog, soy una lectora asidua aunque no haga comenatarios. Te felicito por tu estilo. Me he emocionado hasta las lágrimas. Gracias y saludos
Miriela

Miriela dijo...

Hola Camilo, soy una lectora asidua a tu blog y me encanta lo que escribes aunque no ponga comentarios, pero hoy me has conmovido y quería felicitarte
Saludos y sigue escribiendo