02 diciembre 2010

El desconcierto de Fernando Vallejo

(Escrito para el blog de Campo de Texto)
La Feria de Guadalajara se ha convertido en el más importante reducto del libro en América Latina. Año tras año, allí se dan cita los editores y escritores que predominan en el mercado del idioma español. Como es tradición, en 2010 se han producido diálogos muy interesantes. Llama la atención uno que sostuvieron Juan Villoro y Laura Restrepo, entre otros, sobre el círculo vicioso de los estereotipos en nuestro continente.
Luego le tocó el turno a Fernando Vallejo. Acostumbrado como está a ir por el mundo cuestionándoselo todo (hasta a él mismo, hay que ser justos en eso), el autor de La Virgen de los Sicarios se puso más pesimista que de costumbre cuando le preguntaron qué va a ser del libro en la era del iPad y la Web 2.0. “Pues que su versión virtual, digital, lo va a acabar”, aseguró.
“Y no porque podamos pasar a un libro electrónico con un clic bibliotecas enteras sin pagar -como ocurrió con los CD-, que eso sería lo bueno, sino porque los libros electrónicos se pueden manipular: cambiarles el tipo de letra, la interlínea, la caja, la sangría; y al poderles cambiar uno la tipografía también les puede cambiar el texto, y eso es gravísimo. Por ahí va a empezar el acabose. ¿Se imaginan cuando a la canalla de Internet le dé por poner en un libro ajeno y firmado por otro las calumnias y miserias propias y lo eche a andar por el mundo? ¿Qué va a ser del autor?”, argumentó Vallejo.
Su inconformidad con los tiempos que corren no acabó ahí, luego se quejó, también con pesimismo, de lo que está ocurriendo con el idioma: “El español es un idioma en bancarrota. Está anglizado completamente. Los gringos nos colonizaron hasta el alma. Es irreversible. Luego nos colonizarán los chinos. Si hay tiempo...”, dijo.
Según cuenta Pablo Ordaz en una deliciosa crónica para El País, Vallejo no vislumbra la salida ni tiene la más mínima esperanza: “Quebradas las industrias discográfica y cinematográfica, ¿cuál sigue? Pues la del libro”, afirmó. Es curioso, otros artistas de su generación, Silvio Rodríguez y Leo Brouwer, también se quejan de los tiempos que corren, pero aún entienden menos y culpan de todo a la industria por ya no hacerles caso a ellos.
Fernando Vallejo se equivoca. No sé da cuenta de que ahora la mayoría de sus personajes tienen más oportunidades de ser escuchados. Aunque es cierto que ya no necesitan que él cuente sus historias por ellos. A lo mejor es eso lo que le produce más desconcierto al escritor.

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