23 enero 2012

Patos de la Florida

El significado de las cosas
se modifica con las geografías.
Allá adentro, en las escuelas,
los cañaverales
y los parques de provincia,
los patos de la Florida
eran los muchachos débiles
y vestiditos de limpio.

Aquellos que no corrían el riesgo
de deslizarse en home
ni siquiera cuando la victoria
se decidía con sus piernas.
Los que no se atrevían
a lanzarse de cabeza
en la ciénaga de un verano.
Los que no tenían valor
para escupir una oreja
o tumbar una paja
en el hombro del abusador.

Allá los patos de la Florida
andaban almidonados
y con camisas de guinga,
sombríos
y silenciosos.
Todo lo contrario
de estas aves bulliciosas
que, aquí afuera,
pasan como proyectiles
a ras del canal,
cortando en dos las señales
de la calle Alhambra
y haciéndose cargo de los ruidos
que tendrá el domingo.

Eso fue lo que vimos
por la pequeña ventana del baño,
cuando buscabas en el espejo
la cicatriz que la lucidez
te ha dejado en el cuello.
Recuerda que me pediste
que enumerara las escuelas,
los cañaverales
y los parques de provincia
de aquel lugar donde
ni siquiera las especies comunes
son capaces de ser lo que su nombre indica.

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