06 febrero 2015

Dos patrias tengo yo, Cuba y el Cibao

(Escrito para la columna Como si fuera sábado, de la revista Estilos)

En 1895, pocos meses antes de caer abatido en una absurda escaramuza, José Martí atravesó el Cibao a lomo de caballo. Los apuntes que hizo en su Diario sobre los paisajes y la gente que encontraba en el camino, son una de las páginas más hermosas de la literatura cubana.
Martí describió su ruta dominicana como si fuera un viajero y no un hombre que organizaba una guerra y avanzaba lentamente hacia su sacrificio. El 14 de febrero, fascinado por el acento cibaeño, le dedicó casi cuatro páginas a las expresiones que escuchó en “la casa pura de Nicolás Ramírez”, en Santiago.
Si se tiene en cuenta que en esos momentos se veía forzado a escribir una carta tras otra (para tratar de convencer a muchos patriotas, que andaban desperdigados fuera de Cuba, de que volvieran a la lucha), el valor de esos apuntes se multiplica.
Es admirable que no se le escaparan ni los piropos callejeros. “A la moza que pasa, desgoznada la cintura, poco al seno el talle, atado en nudo flojo el pañuelo amarillo, y con la flor de Campeche al pelo negro: ‘¡Qué buena está esa pailita de freír para mis chicharrones!’”, detalla casi con rigor de antropólogo.
En los libros de historia de Cuba nunca falta una foto de la casa de Máximo Gómez en Montecristi. Aunque esa modesta armazón de madera y zinc no está en nuestro territorio, los cubanos desarrollamos un familiar sentido de pertenencia hacia ella. La primera vez que me paré en su portal sentí que estaba de regreso en mi país.
Esa casa, el Diario de Martí y los cuentos de Juan Bosch me hicieron cibaeño mucho antes de mi primer viaje a República Dominicana. Por eso no me fue difícil hacerme aguilucho (a veces me engaño a mí mismo y creo serlo desde chiquitico) y ver en jugadores como Luis Polonia o Miguel Tejada a los ídolos que dejé en el equipo de mi provincia.
Ya digo los nombres de Bonao, La Vega, Moca, Constanza o Puerto Plata con la misma naturalidad que digo Manicaragua, Santa Clara, Cruces, Santa Isabel de las Lajas o Cienfuegos. Cada vez que llego a la Cumbre (el punto de la Autopista Duarte donde está la puerta imaginaria del Cibao) es como si llegara a Aguada de Pasajeros (la puerta imaginaria de Las Villas).
Hace unas semanas Diana y yo conocimos al ingeniero Juan Manuel Taveras, un mocano “seco, sacudío y medío por buen cajón”, quien tiene una gran gratitud por una de las familias cubanas que llegaron al Cibao hace más de 50 años. Gracias a él, conseguimos varias posturas de frutales de Cuba (cuyas semillas trajeron los exiliados, convencidos de que ya no volverían).
En el patio de nuestra casa en Jarabacoa, como en el patio de mi casa en el Paradero de Camarones, habrá una mata de anón y otra de aquellas toronjas con las que mi abuela hacía uno de sus postres inolvidables. En la medida en que esos árboles crezcan y den frutos, mis raíces se irán hundiendo aún más en esta tierra a la que tanto le debo.
“Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche”, asegura José Martí en el primer verso de uno de sus mejores poemas. Como soy campesino y madrugador, paso la mayor parte de la noche durmiendo. No coincido con Martí en eso. Vivo dentro del día, mis dos patrias son Cuba y el Cibao.

9 comentarios:

Belkis Cuza-Malé dijo...

Muy hermoso, amigo Venegas. ¿Es un museo ahora esa casita de Máximo Gómez? Si me permite, me gustaría publicarlo en el número de Primavera de Linden Lane Magazine, que ha de salir a principios de marzo.
Gracias y bendiciones,

Mario Rivadulla dijo...

Muy lindo, Camilo.

Anónimo dijo...

Guajirito lindo, me hiciste llorar, coño, me hiciste llorar!!!

Anónimo dijo...

Camilo, carajo! Si escribes del Cibao, uno se vuelve cibaeño. Y si escribes de Camarones, uno se pone a buscar a Rolando Macias en youtube!Que suerte q nunca te hiciste cuadro del Partido!

Unknown dijo...

Me encanta como escribes, gracias por compartirlo

Evaristo Yanez dijo...

Te leo y recuerdo a mi padre y mis tíos que hicieron de este su país también.
Ahora lo comentaba en un grupo que tenemos todos los primos y me llegaba la idea de que es chulo sentirse así porque no divides tu corazón en dos,; si no que se agranda para hacerle espacio a ambas.
Es bueno saber que somos mas de que regaeton, dembow y bachata o políticos corruptos. También el lugar de un dulce de coco espectacular. Y qur hay quien lo aprecia.

Bernie Miranda dijo...

Camilo, Irela y yo acabamos de leer juntos tu artículo, es una obra de arte, como sabes, hace 60 años de no ir Cuba, hay tres poemas de Alberto Cortez que definen algo parecido, "Distancia", "Mi árbol y yo", "El abuelo"; y ahora este artículo, que con tu permiso me gustaría imprimir.
Nuestro afectuoso y cariñoso saludo para ti y Diana.

Alejandro Aguilar dijo...

Bellísimo!!!!

Soraya Quintero dijo...

Que bello artículo , así mismo lo siento,creo q cada cubano, q estamos fuera de Cuba, sentimos así , tenemos dos patrias, a su vez,, no somos de alla, ni tampoco somos de aquí , felicidades, me encanto.