19 enero 2017

Carambola

La neblina no es esa pared
que ahora mismo
no nos deja avanzar
más allá del palo amarillo.
Tampoco el sigilo,
húmedo y acucioso,
que entra en la casa
sin pedir permiso
y registra
todos sus rincones.
Menos aún el silencio
que se queda
a oír nuestra música
o el aire frío que tirita
junto a la chimenea.

La neblina es todo
lo que buscábamos
cuando ninguno
de los dos
sabía de este lugar
y acabamos
encontrándonos
a nosotros mismos.

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