23 febrero 2018

Los hombres más ricos del mundo

La acera donde se sentaban los hombres más ricos del mundo.
Entre las dos puertas del bar Arelita del Paradero de Camarones había un banco. En él se sentaban tres o cuatro viejos de mi pueblo. Llegaban al amanecer y solo se levantaban dos veces. La primera para almorzar y esperar a que pasara el resistero del sol, la segunda para cenar y acostarse a dormir.
Leyendo a Zygmunt Bauman, caí en cuenta de que aquellos ancianos eran los hombres más ricos del mundo. A propósito de la felicidad y su verdadero significado, el sociólogo polaco pone de ejemplo a los suecos, quienes alentados por un viejo manifiesto de Olof Palme, decidieron desapegarse de las familias y trabajar sin descanso para lograr su independencia individual.
“Los suecos han perdido las habilidades de la socialización. Al final de la independencia no está la felicidad, está el vacío de la vida, la insignificancia de la vida y un aburrimiento absolutamente inimaginable”, dice Bauman antes de asegurar que hoy los hombres más ricos no son los que poseen más dinero sino los que disponen de más tiempo libre.
“No es verdad que la felicidad signifique una vida libre de problemas. Una vida feliz implica tener que superar los problemas (…), Y entonces llegas al momento de felicidad cuando ves que has podido controlar los retos del destino. Y es justamente esto: la felicidad de haber superado las dificultades”, afirma.
Nadie tuvo tanto tiempo libre nunca como aquellos viejos de mi pueblo. Después de vencer toda una vida de dificultades, se sentaron, ya ricos y sin relojes de los que estar pendientes, a ver pasar autobuses llenos de pobres que no disponían ni de un segundo para perderlo como ellos.
Por eso hoy, inspirado en los ejemplos de Cebollón, Claudio el Zapatero, Felipe Cervera, Macho Calixto y Zygmunt Bauman, quiero pedirle a Diana Sarlabous que el tiempo que le quede libre me lo dedique a mí. Nada disfrutaré más que hacerme muy rico junto a ella.

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